Todavía hace unos años decía que Sorry de Justin Bieber era mi gusto culposo. Que me gustara una canción de un artista que se supone no me debería gustar era como para sentirse culpable, ¿no?
Eso pensaba, ¿pero por qué sentir culpa por algo que te gusta? No es ninguna revelación la que hago; en los últimos años se ha hablado mucho acerca de cómo no existe tal cosa como un gusto culposo e incluso que este concepto debería erradicarse de nuestro vocabulario, y no podría estar más de acuerdo.
Si es algo que en verdad disfrutas, te da alegría y no daña a nadie (ni a ti, por supuesto), entonces a disfrutarlo. El hacerlo no dice algo negativo sobre nosotros, al contrario, pienso que habla de cierta aceptación de uno mismo, y de la apertura que tenemos sobre aquello que consumimos. Porque al hablar de "gustos culposos" no sólo nos referimos a la música, si bien es aquí donde (creo) más se usa; también hablamos de libros, series, películas, actividades o hasta alimentos y bebidas.
Puedes disfrutar tanto de clásicos de la literatura como Matar a un ruiseñor como de, no sé, algún libro de Coehlo, y eso no te hará menos lector; hasta refuerza este aspecto de tu ser, y sobra decir, hasta de esos libros que muchas veces son vistos sobre el hombro algo se ha de aprender o sacar, aunque sea tema para una conversación con un extraño en la fila de vacunación. Siempre se agradece que las charlas de espera varíen y no sean sólo sobre el clima. Por cierto, ya se empiezan a sentir los calores, ¿verdad?
Puede que disfrutes de las películas con pasión, y siempre tengas algo acertado qué decir sobre el más reciente filme que hayas visto. Pero aún así, seguro que has pasado un buen rato viendo alguna película de Adam Sandler; si que Click está medio pinche, pero tiene sus momentos cómicos e incluso emotivos… excepto por esa escena del pedo en la cara. Al menos puedes estar seguro de que es una película de Sandler.
Hay quienes coleccionan empaques de frituras. En serio. ¿A poco no es genial? No sólo es un tema de conversación para rato, sino que si echáramos un vistazo a esa colección, es muy probable que tengamos un momento agradable y de nostalgia al ver las bolsas de chucherías que comíamos en nuestra tierna infancia mientras veíamos Pokémon. ¿Tú no lo hacías? Seguro que algo parecido sí.
Lo que hacemos, lo que nos gusta y disfrutamos, aunque sea un poquito, habla sobre quiénes somos; es parte de nuestra identidad. Que te guste algo que, según, no te debería gustar, no va a arruinarte nada. Lo que piensas que es una mancha es en realidad un sello que te distingue de los demás.
Por cierto, todavía escucho Sorry, y disfruto mucho de esa canción. También What Do You Mean? y Love Yourself.
Pero nada le gana a Rosa pastel de Belanova.
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