Por el andador

Fuente: Pixabay

¿Cuál será la magia de estas calles que al andar por ellas regreso en el tiempo? Caminar por aquí me hace volver a los días sencillos, cuando incluso esta quietud perpetua tenía vitalidad. El silencio era calma, el calor abrazaba; las miradas, vívidas, saludaban cordiales.

¿Cuál será el embrujo de estas calles que al andar por ellas me asfixia el paso del tiempo? Caminar por aquí me hace darme cuenta de que los días son complejos; hoy la quietud anuncia agonía. El silencio es un alarido; el calor, abrasador. Las miradas, agotadas, juzgan sin piedad.

El exterior ha sido el mismo; nada se ha movido de su sitio. Me perdería en el calendario; creería si dices que es la década pasada, o que ya es mañana. Dudaría del paso del tiempo, de no ser que somos efímeros. Algunas cabelleras ya lucen con distinción su galardón por décadas de servicio; otras ya se han jubilado. Algunos rostros delatan cuánto han vivido; otros más ya se han marchitado.

Hay exteriores que preguntan su permanencia, aunque ya no hay quien permanezca y contemple el paso de los días entre el saludo matutino y el sincero deseo de una buena noche. Hay exteriores tan intactos, que el vacío al interior hace eco, y resuena en lo hondo de tu ser.

¿Qué tendrán estas calles que al andar por ellas regreso en el tiempo y me hacen desear no volver más?

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