Puerta V

 Sintió pesadez al momento de levantarse, pero con la misma determinación de antes, abrió la puerta que le llevaría al otro lado a conocer su destino. Al hacerlo, decenas de policías le apuntaron con sus armas en lo que parecía ser un fuerte operativo para detener quién sabe qué amenaza. 

—Ponga sus manos detrás de su cabeza, y lentamente póngase sobre sus rodillas, y pronto iremos a casa— sonó a través de un megáfono; era el negociador.

Con tremendo terror y confusión, siguió las indicaciones dadas. Al bajar la mirada para medir la distancia al suelo al agacharse, su horror creció al ver que toda su persona estaba cubierta por dinamita. No pudo evitar soltar un grito, el cual puso en alerta a todos alrededor.

De inmediato regresó al interior del edificio de donde salió, creyendo que volvería al pasillo de las puertas, sin embargo encontró a decenas de personas tiradas en el suelo, al parecer rehenes.

—¡Muy bien! ¡Tú eliges! —decía la voz del megáfono— Podemos estar aquí toda la eternidad si quieres.

Sin otra aparente alternativa, decidió presionar el interruptor y hacer volar la dinamita. Un destello apareció frente a sí, seguido de una dominante oscuridad. Abrió los ojos, y a lo lejos observó una puerta; pensó que una nueva oportunidad le fue dada.

Con pesadez pero la misma determinación de antes, corrió a abrir la puerta que le llevaría al otro lado a conocer su destino. Al hacerlo, decenas de policías le apuntaron con sus armas en lo que parecía ser un fuerte operativo para detener quién sabe qué amenaza. 


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